En un mundo en el que reina lo políticamente correcto hablamos con Ignasi Vidal, actor, director, dramaturgo y un hombre sin pelos en la lengua. Comienza su trayectoria artística muy joven, con su banda de rock A Media Distancia, la cual rescato en 2012. Estudió con Carlos Lasarte, sí, el gran actor y director teatral argentino. Cine, televisión, teatro… nada se le escapa a este polifacético actor de voz de bestia. Y no me malinterpreten, pues no solo encarnó a este personaje en el musical que Disney trajo a España, también le prestó su voz en la última versión live-action de la película. Ahora dirige y escribe. Se describe como un “yonki de esto”. Pero todo eso nos lo va a contar él mismo.
¿Siempre tuviste en mente ser actor?
No. No siempre. De pequeño quise ser bombero. De Mataró. Suena extraño pero tiene una explicación. De pequeño veraneaba en una localidad costera del Maresme, Calella de la costa, que carecía por aquel entonces de un cuerpo de bomberos propio, con lo cual, cada vez que había un incendio, tenían que acudir los bomberos de Mataró (desconozco si por cercanía y si eran el único cuerpo de la comarca) No tenía más de seis años y mi idea era apagar fuegos desde Mataró. Después quise ser futbolista hasta que se cruzó el Rock&Roll por mi vida.
Sabemos que tu padre, Ignacio Vidal ya se dedicaba al teatro. ¿Esta pasión te viene de familia?
No es que se dedicara al teatro, es que él fue una figura importante dentro de un género, la revista, que hoy en día está casi desaparecido y los escasos intentos de recuperarla son francamente penosos. Mi padre fue un importante empresario de teatro de su época. Hay que tener en cuenta que él nació en 1.915, ¡hace más de cien años!, junto a Matías Colsada, con el que ligó su actividad en una suerte de matrimonio profesional, escribieron una de las páginas más brillantes del género de revista de este país. Supongo que el haberme pasado la primera parte de mi vida en camerinos, rodeado de telones, plumas y aspirando ese olor a madrea vieja que tenía el antiguo teatro Apolo de Barcelona debió influir algo en lo que soy ahora.
“Sigo pensando en cómo se piensa cuando uno está en la disciplina de banda”
¿Cómo marcó tu carrera los tiempos de “A media distancia”?
Muchísimo. En todos los aspectos. Yo sigo siendo un rockero. Sigo pensando de la manera que se piensa cuando uno forma parte de una banda. Esa comunión entre los miembros, cada uno haciendo lo suyo para crear un todo, no me ha abandonado nunca. Me influenció en todos los aspectos de la vida. Yo componía canciones, todo el tiempo, que después ejecutaba con mi banda, mi comunidad, mis hermanos. Si me dedico al teatro, sin duda, tiene que ver con el hecho de que aquel proyecto musical se rompió al no salir adelante un contrato discográfico que teníamos ligado, lo que me encaminó, sin darme cuenta al teatro. Sigo pensando, cuando dirijo especialmente, cómo haría esto o lo otro si fuera una canción y la tuviera que tocar con la banda. Sigo pensando en cómo se piensa cuando uno está en la disciplina de banda. En 2012 grabamos ese disco que no se grabó diecinueve años antes. Y volveremos.
Te formaste en tus inicios con el actor y director Carlos Lasarte ¿Cómo recuerdas aquella etapa?
Yo tuve la suerte de tener un maestro. Y no solo en lo estrictamente artístico. Para mí, Carlos, fue un modelo en un momento crucial en mi vida. Aquella época de estudiante de interpretación la recuerdo con mucho cariño. Tenía una fe absoluta en lo que nos decía y en las lecturas. Él me transmitió la pasión por leer teatro que, con los años, me convirtió en autor. Me enseñó lo más importante, para mí, en el trabajo de actor, que es la búsqueda del humor y del amor en todo lo que hiciera y la generosidad y capacidad de adaptación a cualquier situación y ambiente. Aún, hoy en día, acudo a él para pedirle consejo. Creo, sinceramente, que ha sido la figura más importante en mi vida artística y le estaré siempre agradecido por la paciencia, el humor y el cariño que gastó conmigo.
Y de nuestros primeros maestros siempre nos quedan marcadas ciertas lecciones, ¿hay alguna de Lasarte que quieras compartir con nuestros lectores?
La más importante. Haz tu trabajo con consciencia de equipo, con generosidad. Adáptate y no toques las pelotas con tus mierdas. Lo que dice el director se hace y si algo sale mal, no culpes a los otros. Una vez, en el último año de formación, estábamos haciendo un ejercicio. Carlos, con su pasión y su temperamento habitual, me estaba diciendo qué recorrido tenía que hacer al entrar en la estancia donde se desarrollaba la acción. Yo, una vez iniciado el ejercicio juro que hice exactamente lo que me pidió: entrar, ir a la nevera, coger una cerveza e ir a la ventana a ver si “ella” llegaba a casa. De repente oigo a Carlos gritar desesperadamente – No, no, no. Te dije que primero fueras a mirar por la ventana y después fueras a por la cerveza. Entonces, yo, que jamás le había discutido nada en tres años de formación, le dije -Perdona, Carlos, pero me dijiste que cogiera la cerveza y después fuera a la ventana. Algunos compañeros le dijeron que yo tenía razón, a lo que él espetó -¿Eso te dije? Pues como lo hiciste mal lo cambié. Es sin duda la mayor lección práctica de los que es este trabajo de actor.
Entraste de lleno en el teatro musical. Judas en “Jesucristo superstar”, Javert en ”Los miserables”, la bestia de “La bella y la bestia”… ¿es el musical tu hábitat?
Y muchos otros antes de estos, sí. Mi hábitat es aquel por el que se me paga. Nada más. Si hice musicales no fue porque fuera un apasionado del género, no lo soy, vaya, sino que cantaba y me contrataban. Combiné el teatro musical, el de texto o la tele y el cine. Donde me pagan voy, es así de sencillo. Puede resultar poco romántico esto que digo pero yo trabajo por dinero. Ojo, siento mucho amor hacia mi profesión, pero es justamente eso, una profesión. Lo digo porque noto, y cada vez más, que la gente que no es de este gremio cree que los que nos dedicamos a esto lo hacemos porque somos bohemios y que lo haríamos de todas manera si no cobráramos. Por eso es habitual que la gente te pida invitaciones. La evidente falta de respeto con la que se trata a los trabajadores de la artes escénicas empieza justamente por pensar que nosotros hacemos teatro por necesidad, en lugar de entender que el teatro es una necesidad del conjunto de la sociedad. Además esta visión equivocada atraer a personajes que se aprovechan de nuestro total compromiso con nuestro arte. Yo mismo y todo mi equipo hemos sido objeto de una estafa monumental por parte de Roberto Oltra y su productora Uhura audiovisual (como veis aprovecho este espacio para denunciarlo públicamente) después de realizar un magnífico trabajo en equipo, en la producción de un montaje, por el que no se nos ha pagado a algunos. Y todo parte de lo mismo, parte de la idea de que nosotros esto lo hacemos por amor al arte. Y no, yo, al menos, trabajo por dinero.
Sin embargo no te vemos como antes sobre las tablas ¿Por qué?
Bueno, es sencillo, mi lugar ahora está más en la dirección. Me apasiona, me divierte, me hace sentir bien y querer aún más todo lo relacionado con esta profesión. He hecho algunos trabajos como actor pero en televisión. Ahora mismo me es difícil alternar la dirección con el trabajo de actor en el teatro. En la dirección he encontrado un lugar que me permite expresar todo lo que llevo dentro. Es como si después de tantos años expuesto a la luz de los focos, necesitara la oscuridad del patio de butacas.
¿Qué te motiva a escribir? ¿Qué te llama de la dramaturgia?
Escribir es la leche. Es la esquizofrenia creativa, la soledad compartida contigo mismo, la locura cuerda. Escribir es como hacer ecuaciones con miles de equis por resolver. Tiene tanto de artístico como de ciencia exacta. Cuando estoy escribiendo un texto nuevo es como si estuviera bajo el efecto de una droga tremendamente adictiva que me hace estar en un estado de lucidez total, de euforia prolongada. No soy de los que necesita estar escribiendo todo el tiempo. No. Lo mío va a ráfagas. Cuando termino un texto, después de corregirlo, paso un par de días de bajón. Después puedo estar un periodo sin escribir. Unas veces más prolongado, otras menos… Entonces un día llega otra idea y empieza de nuevo el enganche. Es brutal, es un puto chute de la droga más pura. Soy un yonki de esto.
“soy pringado por partida doble”
¿A qué dedicas tu tiempo y energías ahora?
Ahora, en pleno encierro por la pandemia del Covid-19, escribo, leo, escucho a los Stones y juego al ajedrez todo el tiempo. El orden va variando según el día. Además lo hago sin importarme una mierda nada de lo que venga después. Verás, además de ser trabajador de las artes escénicas, que como siempre va a ser unos de los sectores más jodidos por esta crisis, soy autónomo, es decir, soy pringado por partida doble. También dedico parte de mis energías en indignarme. Lo siento. imagino una revolución de autónomos en toda regla, a los que este gobierno ha dejado tirados, con los que ha jugado a marear la perdiz, para finalmente decirnos que debemos seguir pagando la cuota pero que nos perdona el agua, la electricidad… Yo tengo una propuesta mejor: que todos los diputados y altos funcionarios del Estado dejen de cobrar, como los autónomos, durante toda esta crisis. Así nos ponemos a la par. Claro que no va a ocurrir, claro que esto lo vamos a pagar los de siempre, los que no podemos acogernos a ERTES temporales ni a ayudas… Yo propongo además una objeción fiscal de todos los autónomos. Que nos metan a todos en la cárcel, a ver si cabemos. Que se vayan a la mierda. Estoy hasta los huevos del exceso de ideología y de la falta de previsión y practicidad de nuestros dirigentes. Me estoy desviando un poco del tema, ¿no? También dedico algo de energía en comer bien. Muy bien.
Has estado de gira con “El hambre” de la productora de la que eres miembro fundador y que está protagonizada por Roberta Pasquinucci y Juanma Lara, ¿qué esperas para esta obra? ¿Vais a retomar la gira?
Espero que este maravilloso y particular autor, Renato Gabrielli, que nunca había estrenado en España, sea conocido. Su manera de escribir es tan particular en el teatro como Nick Cave lo es en la música. Es Fascinante y tremendamente original en un mundo en el que cada vez es más difícil serlo. La gira se retomará si se puede. Esta crisis ha sido un desastre en todos los sentidos. Lo intentaremos, eso sí
Ya nos habló Roberta sobre ella, pero queremos la versión del director, ¿qué es “El hambre”?
Un bello ejercicio de libertad dramatúrgica, cargado de humor y poética . Además en el plano que me toca, creo que ha sido mi trabajo de dirección más complejo y a la vez satisfactorio hasta la fecha.
¿Crees que haber estado al otro lado, estar en la piel del actor, te ayuda ahora en la dirección?
Absolutamente. No hay nada del proceso que desconozca. Todo lo que le pasa al actor o a la actriz que dirijo me es reconocible. Haber estado al otro lado ayuda a desterrar esa idea terrible, de algunos directores con los que me crucé, de que hay que tratar a todos los actores igual, de que tensando el ambiente se consigue mayores resultados, y que los actores, cuanto menos opinen mejor. Y un carajo. Cada actor, cada actriz, es de una manera y hay que activar sus respectivos mecanismos creativos y potenciarlos, y neutralizar con amor y cariño sus sistemas de defensa. Hay que escucharles, porque al final, quienes salen a escena son ellos. Hay que dejarles libres, lo cual no significa que hagan lo que les dé la gana. Todo eso es más fácil verlo si has estado al otro lado. No es que no se pueda dirigir si no has sido actor o actriz , pero sí resulta más fácil entender el material humano al que tienes que dirigir si, como en mi caso, has sido actor.
¿Tienes nuevos planes o proyectos que quieras compartir con nosotros?
Pues en el 4 de septiembre estrenaré uno de mis últimos textos, Dribbling, en el que voy a dirigir a Óscar de la Fuente y a Jaime Lorente. Para entonces no sabemos si toda esta pesadilla del Covid-19 habrá o no pasado. Esperemos que sí. También espero que mi último montaje, Antoine, un musical sobre la vida de Antoine de Saint-Exupéry, que justo acabada de estrenarse, pueda seguir la gira que tenía cerrada… y la publicación de un nuevo texto con la editorial Antígona.