CRÍTICA DE CINE – EL ÚLTIMO MERCENARIO (2021)
Los millones de fans de Jean Claude Van Damme se frotaban las manos cuando se anunció el proyecto El Último Mercenario, una comedia de acción que homenajeaba al cine de acción ochentero y noventero, es decir, el propio cine de acción y artes marciales del belga, con Netflix produciendo. ¿El esperado regreso de Van Damme a primera plana? ¿El merecido homenaje a su carrera e imagen? Pues bien, hace no demasiado llegaba a la famosa plataforma de streaming y, lo que es seguro, es que hemos tenido la oportunidad de volver a ver a los Músculos de Bruselas lejos de la serie B y ese cine relativamente independiente. Los esfuerzos del actor por volver a reverdecer laureles han pasado bastante inadvertidos por los grandes estudios, pero esos títulos nos han regalado a un Van Damme maduro que sabe actuar, además de patear el culo a los villanos de turno, y de la misma forma hemos visto a un Van Damme metido en comedia, autoparodiándose y autohomenajeándose de una forma que tenemos que alabar.
¿Pero es El Último Mercenario, por lo tanto, un canto del cisne, tras decir en numerosas ocasiones que tras ella y una o dos películas más se iba a retirar del cine? El resultado es agridulce, la verdad. Como he dicho, es una nueva oportunidad, de las pocas en los últimos, ¿diez o quince años?, de verle en una producción de mayor empaque. Al igual que en la serie Jean Claude Van Johnson (2016), Van Damme es un agente secreto mítico que deberá volver a la acción cuando su hijo es acusado de varios crímenes, debido a un error burocrático que tiene que ver con ciertos asuntos mafiosos. Si tuviese que definir en una sola frase la película sería en una simpática comedia con buenos momentos de acción, todo muy correcto, pero sin la fuerza esperada. Pero todo tiene matices, y esta crítica no iba a ser menos. Para empezar, estamos ante una comedia francesa, y no todo es como la saga Taxi o como films como La Cena de los Idiotas (1998) Existe, como en toda industria cinematográfica, un punto intermedio entre las grandes comedias y las comedias fallidas, y es justo donde ésta se sitúa. Una serie de actores franceses desconocidos para el gran público muestran su vis cómica en diversos personajes, un humor inofensivo, simpático, para una trama sencilla pero efectiva a este nivel. Situaciones cómicas por equívocos tontos para meter a la gran estrella que sigue siendo Van Damme momentos de lucimiento. Tenemos muchos tópicos en este tipo de comedias, prácticamente una buddy movie, con algunos personajes secundarios arquetípicos como el torpe miembro del gobierno que inicia toda la trama. De esta forma termina formándose un grupo variopinto aportando cada uno el elemento necesario para tenernos entretenidos. No necesitamos más para pasar sus casi dos horas entretenido en una de esas comedias algo alocadas con acción tan habituales en Hollywood, entretenimientos comerciales, pero con acento francés, no sólo por los nombres de los personajes y las localizaciones, sino por la presencia de la mítica actriz gala Miou-Miou. Y toca hablar de la acción, por supuesto.
Tenemos varias action pieces diseminadas por el metraje, como la secuencia de apertura, todo un homenaje a diferentes momentos de la carrera de Van Damme, como Cyborg (1989), o la de la piscina, con dos musculadas mujeres que podrían querer rememorar el enfrentamiento contra Cory Everson en Doble Impacto (1991), algo habitual en la película, como muestran los, más que evidentes, momentos donde nuestro protagonista mira un póster de Contacto Sangriento (1988) y diciendo “Ése sí que es un hombre”, la gorra que usa en una secuencia como la de The Quest (1996)… detalles que pueden no ser tan reales como queremos los fans, deseosos de ese canto del cisne de Van Damme. Pero la edad y demás factores personales nos traen a un Van Damme alejado de su propia imagen ochentera y noventera, que aquí despliega todo el arsenal técnico marca de la casa, con sus patadas, sus splits, puñetazos y gestos. Buenas coreografías que podrían estar mejor rodadas pero que cumple unos mínimos para asistir a una película de Van Damme nostálgica y ligera a la vez, que podría ser mejor, aunque consigue sacarnos unas sonrisas en muchos momentos. Una película que gana con un segundo visionado, una, como dije al principio, inofensiva comedia de acción que, aunque nos hace rememorar los greatest hits de Van Damme, es una película acorde a la época actual que vive la estrella. Acomodado pero solvente como actor, disfrutando de una madurez y relajación merecida ya que no tiene que demostrar nada a nadie, ya tiene una carrera llena de grandes títulos, y ha conseguido que su nombre se inscriba en la historia del cine, marcial y general. Por ello no debemos esperar que nos ofrezca una película como Kickboxer (1989), si no este tipo de productos comerciales y simpáticos, alternando con propuestas más arriesgadas y, quien sabe, lo mismo cualquier día termina regalándonos esa película de artes marciales que ha dejado caer de vez en cuando.
NOTA: 6
El último mercenarioLe Dernier Mercenaire
Sinopsis
Un misterioso ex agente del servicio secreto debe regresar urgentemente a Francia cuando su hijo separado es acusado falsamente por el gobierno de tráfico de armas y drogas, luego de un error cometido por un burócrata demasiado entusiasta y una operación de la mafia.