CRÍTICA DE CINE: AZUMI (2003)
En el año 2000 surgía un cineasta con muchísima personalidad en el panorama japonés. Ryuhei Kitamura estrenaba Versus, y conseguiría el éxito a niveles independientes hasta convertirse en película de culto, lanzando a Kitamura al estrellato. Alive (2002) mantenía esa personalidad manteniéndose en una especia de serie B alternativa ofreciendo con un bajo presupuesto, un talento narrativo y visual muy potente. En el 2003 estrenaría dos propuestas, Aragami, samuráis luchando en una historia con tintes de terror, y Azumi, la que sería su presentación en el cine mainstream japonés con un buen presupuesto y el respaldo en la distribución de la Toho Company. Adaptación del manga de Yû Koyama del mismo título que llevaría al autor a conseguir, gracias a este cómic, el Premio a la Excelencia en 1997 en el Japan Media Arts Festival y el Premio Shogakukan en 1998, uno de los más prestigiosos dentro del mundo del manga. La película conseguiría así mismo algunos premios, como a los debutantes del año, Aya Ueto y Joe Odagiri en los premios de la academia del cine japonés de 2004, el Premio Especial del Jurado en el Boston Independent Film Festival o el Premio del Público en el Philadelphia Film Festival, además de contar con una secuela en 2005, Azumi: Death or Love.
La protagonista es la joven Azumi, que vive en una remota casa junto a varios jóvenes que, como ella, quedaron huérfanos. Son entrenados como asesinos y tendrán que acabar con la vida de tres generales por el bien del país y del gobierno Tokugawa. Y así da comienzo la misión, con Azumi y sus compañeros, mezclando su salida al mundo y descubrimiento a la vez que vamos conociendo las intrigas de poder políticas junto a secuencias de acción de calidad con alguna ayuda digital y de cables y que incluyen ninjas. ¿Qué más podemos pedir? Aya Ueto da el pego incluso en las secuencias de acción, con mucho uso de espadas. La estética tiene un toque muy de anime, sobre todo en el aspecto de los ninjas, alejado del estereotipo occidentalizado. El uso de efectos digitales no es muy acentuado, aunque es quizás lo que peor ha envejecido de esta película. El ritmo en las escenas de lucha, los momentos más relajados, todo bien mezclado para ofrecer dos horas de entretenimiento. Bueno, dos horas en las versiones internacionales, incluyendo la española, con alrededor de media hora más de metraje. No obstante, la versión que no llegó, y de la cual es crítica este texto, no parece que le falte nada importante, con una buena historia, algunos momentos ñoños por temas como la amistad, o los sentimientos de Azumi y de sus compañeros, conociendo lo que es el amor en algún caso. Todo esto no entorpece su visionado, buscado cierta épica histórica y humana, profundizando en los personajes y dando además una línea de historia con conspiraciones y demás. Todo ello no la convierte en una cinta de autor, ni mucho menos, pero convierte a esta película en una demostración comercial de buen cine de acción, sin ignorar la importancia de un buen guion.
Para la acción, se contó con Yuta Morokaji, en cuyos créditos encontramos películas como Red Shadow (2001), también con ninjas, Battle Royale 2: Réquiem (2003) o la maravillosa Casshern (2004), trabajos de gran calidad a los que tenemos que sumar la de esta película, coreografías espectaculares, con ese toque de cómic tan atractivo. Y en este sentido tengo que recordar que entre el reparto tenemos a alguien como Tak Sakaguchi como uno de los asesinos que contratan los ninjas que intentan detener a Azumi. Sakaguchi fue el protagonista de Versus, la mencionada película que catapultaría a Kitamura, el director de ambas, y es que Kitamura ha usado a Takaguchi en casi todas sus películas, aunque sea como secundario, a la vez que el propio Tak iba desarrollando una carrera de estrella en el cine de serie B más alocado japonés, y consiguiendo crearse una estupenda reputación incluyendo el diseño de acción. Por ello se combina todo, el buen hacer del reparto, y el del director para conseguir una película trepidante que incluso ahora, diecisiete años después de su estreno, sigue siendo un film puntero en este siglo XXI gracias a su estreno y éxito internacional, poniendo de nuevo a Japón en la mira en cuanto a cine de artes marciales, con sangre nueva, y dando más lustro a los live-action, en aquellos años con menos adaptaciones estrenadas al año a este nivel y coincidiendo con la llegada de numerosas películas orientales y de género a España en VHS y DVD que no habían visto la luz aún. Una estupenda película con un clímax final que es la joya de la corona, alrededor de diez minutos de acción sin parar, a los que hay sumar los tres minutos del duelo final. Una batalla sangrienta, excelentemente rodada gracias a un imaginativo uso de la elección de planos y montaje, incluyendo ese movimiento circular con Azumi y el villano Bijomaru en la plataforma. Un espectáculo visual que pone colofón a una obra que todo fan debe ver. ¡Ah! Se me olvidaba, como guiño, aparece el famoso diseñador de videojuegos, Hideo Kojima, en dicha escena final, pero hay que estar atento, claro, ya que sólo es un extra en ella.
NOTA: 7’75
Azumiあずみ
Sinopsis
Azumi, joven huérfana, es acogida por un anciano guerrero del Japón feudal, maestro de artes marciales, que la entrenará junto a otros nueve jóvenes en el dominio de las mejores técnicas del combate de sable. Tras muchos años de perfeccionamiento, los diez compañeros, convertidos en guerreros asesinos, tendrán que enfrentarse a la prueba definitiva: derrotar a un ejército de despiadados tiranos feudales. Premios: