Sin lugar a dudas, Tiger Shroff es la actual e indiscutible estrella del cine marcial indio. En poco tiempo y con ocho películas sólo, se ha colocado en lo alto de la lista de estrellas indias ofreciendo acción y mezclando sus habilidades marciales con las de baile, y consiguiendo desarrollar un estilo muy personal. En 2016 estrenaba Baaghi, en 2018 llegaba su secuela y este 2020 se estrenaba esta tercera entrega. Curiosamente, cada parte ignora al resto, a pesar de la coincidencia del nombre de su personaje, además de ir aumentando las dimensiones de las historias. Por otro lado, en esta ocasión, el guion mezcla lo bélico de la segunda parte con algo más urbano, como en la primera, intentando no repetirse, pero ofreciendo siempre acción sin freno que intenta superarse con cada nueva parte. Pero dejémonos de preámbulos y entremos en materia…

La mezcla de lo urbano con lo bélico está muy marcada. La película comienza dándonos a conocer a los dos protagonistas, Ronnie (Tiger Shroff) y Vikram (Riteish Deshmukh), hermanos. Ronnie es alocado y temerario, y sin objetivos en la vida muy claros, mientras que su hermano quiere ser policía, pero es demasiado blando. El destino hará que sea Ronnie quien tenga una oferta para entrar en el cuerpo de policía, aunque la rechazará pidiendo que sea su hermano quien entre. Tengo que remarcar que cada vez que Vikram tiene problemas, con gritar el nombre de su hermano, éste aparece para ayudarle, algo que también hará cuando Vikram sea policía. Ronnie se encarga de los delincuentes, haciendo que el mérito se lo lleve su hermano. Todo esto se desarrolla en la primera mitad del film, ofreciendo estupendas secuencias de acción marcial, a veces exagerada, pero con todo el sello de Bollywood. El éxito de la carrera de Vikram le convertirá, por una misión, en el objetivo de unos terroristas en Siria, siendo secuestrado mientras hace una videollamada a Ronnie, y claro, su heroico hermano no dudará en viajar a Siria para rescatarlo, aunque le suponga enfrentarse a un país entero… cosa que hará, pasando así a la acción bélica, pero sin olvidar las artes marciales.

Su estreno el 6 de marzo de este año en la India consiguió colocarla como el estreno más taquillero hasta ese momento, para pasar a ser la segunda película más taquillera de Bollywood del año, aunque en estos momentos es la quinta. Un éxito de taquilla total gracias al carisma de Tiger y a unas secuencias de acción espectaculares, mezclando cables y efectos digitales. Tenemos a tres directores de acción, al tailandés Kecha Khampakdee, habitual en India, y Lakshman y Ram Chella, tres nombres que unen fuerzas para ofrecer una mezcla de estilos estupenda, apoyados por el coordinador de especialistas Slasiva Ivanovic, con una larga carrera como stuntman. Todos consiguen sacar partido a Tiger además de ir in crescendo durante las casi dos horas y medias de metraje. De esta forma, en la primera mitad tenemos muchas artes marciales, con escasa acción balística, que se añade a la acción física en la segunda mitad. El estilo de Tiger une el Taekwondo con el baile, haciendo que sus movimientos sean sumamente plásticos, convirtiendo las coreografías en una danza, hasta que llegamos a Siria donde termina convirtiéndose en una especie de superhéroe sin poderes, pero que es capaz de realizar proezas increíbles, como su enfrentamiento contra un país entero, tanques y hasta contra tres helicópteros. Toda la acción está llevada al paroxismo, e incluso es capaz de usar una puerta como si fuese el escudo del Capitán América, una locura total de secuencia final.

Aunque hable tan bien de ella, hay que admitir que, en términos generales, es inferior a las dos entregas anteriores, como película, aunque la acción no sea repetitiva y alcance cotas de exageración maravillosa. Toda la parte donde vemos a Ronnie encargarse de los delincuentes a los que se enfrenta su hermano es la que reduce la calidad final, a pesar de esas secuencias de acción con un Tiger encapuchado en esos decorados tan videocliperos. Pero al final, lo que queremos es a Tiger peleando y mostrando esas cualidades físicas que tiene, y tenemos eso y más. Y por último, destacar los números musicales donde el propio Tiger muestra también sus dotes, y donde hay que incluir la aparición en una de las canciones de su novia, Disha Patani, quien participó en Baaghi 2. Resumiendo, esta tercera entrega es espectacular, intenta no repetir la fórmula, pero manteniendo un sello y personalidad concreta, una muestra más de la gran calidad del cine indio de acción y de Tiger Shroff, estrella absoluta de la película.

NOTA: 7